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CAPÍTULOS 3 Y 4 MEJORADOS.

Capítulo 3: Regresa el miedo de volver.

Para la prueba del día, la misma profesora que les había explicado las reglas empezó a crear grupos de siete personas, una de ellas con un pequeño mapa de orientación.

A la hora de agrupar no había sido muy retorcida y juntó a los alumnos con las personas de su alrededor.
Por lo tanto, Merdi, Eshter, Marcus, Alem y Lucass se encontraban en el mismo equipo, junto con otras dos chicas.

Una de ellas con el cabello por encima de los hombros y castaños, y la otra con mechones de pelo anaranjados con varios recogidos.

Merdi había sido la encargada de contener el mapa y guiar al equipo por entre los árboles en busca de los tres objetos. Lo malo; ella no era de fiar.

Sin darse cuenta los guiaba una y otra vez dando vueltas por la misma zona, hasta que Marcus decidió ocuparse él del mapa.

Gracias a eso llegaron a encontrar sin problemas la gorra, situada en uno de los muchos árboles que había. También encontraron el anillo entre los escasos arbustos y después la morena volvió a tener el control del mapa.

Pasaron dos horas y todos los demás equipos ya habían terminado hace hora y media, pero el equipo que Merdi guiaba se encontraba rodeado de árboles muertos o secos.

— ¿Dónde estamos?— Preguntó Eshter con la voz entrecortada del escalofrío que recorría su cuerpo al hallarse en un lugar así.

Las otras dos chicas que se habían tirado toda la prueba abrazadas entre sí y armar la escena de “quiero irme de aquí” empezaron a gritar histéricas.

— No pasa nada.— intentó calmarlas Alem, aburrido de esas dos.

Marcus decidió volver a coger el mapa, a ver si sabía donde estaban y como volver. Entonces a Lucass le pareció detectar una luz roja entré los árboles muertos.

— ¿Será la canica?— Volvió a preguntar Eshter con las esperanzas en esa luz. Ahora solo les quedaría encontrar el camino correcto para volver.

Lucass se encaminó hacia la luz para salir de dudas, y vio una pequeña bola roja brillante con algún dibujo negro en su interior. Ante la sorpresa no fue capaz de decir nada, solo observaba el objeto serio.

Los otros seis esperaban con ansias la respuesta de su compañero, pero al ver que éste no contestaba Merdi decidió ir para ver que ocurría. Al llegar también pudo observar aquella bola, y notó como sus piernas empezaban a temblar poco a poco.

— Esto es...— consiguió susurrar con pánico e intentando dejar controlarse.
Alem también decidió ir a ver que ocurría, pero las otras dos chicas se abalanzaron a él con miedo y temblores, que fueron ignoradas por el otro muchacho y solo las quedaba a él.

— ¡Qué miedo!— Volvió a gritar una de ellas. El chico, que iba a empujarlas a un lado, no pudo evitarlo y hizo el papel del caballero de aquella escena.

— No os preocupéis, señoritas.— las tranquilizó. —Vuestro caballero está aquí.— terminó de comentar mientras las correspondía el abrazo.

Merdi pisó el pie de Lucass para que éste reaccionara y dirigió su mirada hacia Marcus, que contenía el mapa y los observaba junto con la rubia.

— ¡Marcus!— Le llamó mientras agarraba bruscamente la muñeca del moreno. —¿Cuál es la salida?— Preguntó nerviosa, dispuesta a salir corriendo tirando de su compañero.

El castaño miró hacia delante y señaló con el dedo. La chica le obedeció y echó a correr mientras tiraba de Lucass como pensaba hacerlo.

Los otros cinco se quedaron observándolos sin entender nada, y tras pensárselo siete veces, Eshter y Marcus empezaron a seguirlos.

El castaño y las otras dos chicas no entendían nada, y el chico quería ir a observar que era aquello tan espantoso, pero las chicas volvieron a dejar sonar un grito que rompía los tímpanos y tiraron de él para obligarlo correr.

Al final los siete consiguieron llegar hacia donde estaban todos los demás alumnos con tan solo seguir cuesta arriba. La profesora los regañó, ya hasta el límite que explotaba, y luego la entregaron la gorra, el anillo y una canica cualquiera de la colección de cinco de ellas de Eshter.


A LA NOCHE...

Merdi se tumbó en su saco de dormir, y su compañera hizo lo mismo en pleno silencio bastante incómodo.

— ¿Me explicarás lo que visteis esta mañana?— Preguntó al final ella, harta de tanta situación incómoda entre ellas dos.

— No lo entenderías.— respondió su amiga apenas sin pensarlo. La rubia gruñó al escucharla.

— Ahora lo entiendo menos.— insistió. No pensaba irse a dormir sin antes saberlo.

— Déjalo.— Merdi cerró los ojos, queriendo fingir que quería dormir.

Eshter suspiró y deseó buenas noches. No iba a insistir más si ella no la iba a decir nada, mejor preguntar mañana.

Tras dormirse, la morena se levantó y salió de allí en busca de cierta persona, y se dirigió a él al encontrarlo.
Lucass estaba sentado en un tronco, y ella se sentó junto a él.

— ¿Qué tal?— Preguntó con un tono de lamentó en su voz fría.

El chico giró sus ojos para verla.

— Esa cosa está aquí.— contestó él con el mismo tono que su amiga.

La chica le rodeó el cuello con sus brazos y juntó la cabeza con la suya. Después le lamió la mejilla, sin intimidarse.

— Yo no pienso volver.— le susurró al oído, y el chico sonrió de lado a lado.

— Eso ya lo sabía.— comentó él más animado también en un susurro.

DETRÁS DE UNOS ÁRBOLES...

Alem estaba escondido entre los árboles y se encontraba impactado por lo que sus ojos habían visto.

Hace unos minutos estaba buscando un buen lugar para hacer sus necesidades cuando detectó a unos metros de lejanía a Lucass. Pensaba en ir y darla un susto, pero entonces vio a la morena sentarse junto a él, comentaron algo sin mucho sentido y después ella lo abrazó por el cuello.

El castaño tragó saliva y siguió cotilleando. Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando vio como ella le lamía la mejilla.
Después, esos dos volvieron su vista hacia él. Entonces Alem supo que ya sabían de su presencia, con miradas poco sorprendidas.

Les saludó con las dos manos y se dispuso a salir de allí queriendo olvidar todo lo que sus ojos habían visto.



Capítulo 4: Otro objeto extraño.



AL MEDIODÍA, LA PROFESORA HABÍA LLAMADO A TODOS LOS ALUMNOS PARA COMENZAR LA SEGUNDA PRUEBA...

La profesora dio unas cuantas vueltas alrededor de los alumnos. Estaba cansada, cansada de que algunos alumnos llegaran tarde ¿Ahora qué excusas tenían? ¡Sí estaban al lado de las tiendas!

Merdi y Eshter llegaron al fin, y tras suspirar, la profesora comenzó a explicar.

— Voy a ser directa. No tenemos comida.— dijo de golpe mientras observaba las caras largas de los alumnos. — Así es. Ésta noche un maldito mapache lo ha arrasado todo.— y no pudo decir más ya que su querida alumna la interrumpió.

— Pero yo pensaba que aquí no había animales salvajes.— Merdi se quedó pensativa.

La profesora la ignoró siguiendo con su explicación. Resulta que la prueba era pescar. Por supuesto, Alem se quejó pero el mal genio de aquella mujer lo había hecho callar.

Pasaron tres minutos y seguían pescando. Merdi había conseguido pescar ocho peces y se había tirado todo ese tiempo exclamando alegre cada vez que conseguía alguno.

— Ya me he enterado.— respondió Alem en cuanto su amiga iba a volver a anunciar esta vez su noveno pez. — Pero no me importa porque voy a conseguir uno tres veces más grande que el tuyo. No, mejor cuatro veces más.— estaba ya harto de contener la caña ¡Le dolían las manos! Y encima no había conseguido ninguno.

Bastaba con que dijera eso para conseguirlo de verdad ya que la caña comenzó a tirar. Emocionado, se levantó y empezó también a tirar.

Lo que hubiera pescado debía de ser enorme, la caña tiraba rápidamente de un lado a otro y Alem no podía solo. Las demás personas de alrededor se unieron a él para ayudarlo, y por fin lo consiguieron.

Sus caras de emoción se fueron en cuanto vieron que la cuerda de la caña salía con una pequeña bola púrpura enredada.

— ¿Esto es lo que tiraba tanto?— Preguntó igual de alegre que sus compañeros molestos.

Eshter se fue a asomar para ver mejor el objeto e iba a preguntar si era unas de las canicas de la primera prueba. Hasta que su amiga Merdi también se asomó.

La morena abrió sus ojos como platos y se encontraba quieta como una estatua, hasta que se conseguía ver el miedo en sus ojos.

— ¡Tírala al agua lo más lejos que puedas!— Pidió nerviosa para empezar a reaccionar.

Alem no la miró sorprendido, y tras pensárselo asintió con la cabeza. Lanzó el objeto como su compañera le había pedido, aunque eso de “lo más lejos que puedas” hayan sido dos metros de lejanía.

— Bueno, se ahogará en lo más profundo.— tranquilizó al ver lo cerca que la había tirado.

Entonces, el agua empezó a evaporarse y Lucass, que solo se había quedado mirando la escena, se acercó sigilosamente a Merdi.

— El agua.— la susurró. Ella había comprendido perfectamente lo que el chico la había querido decir, solo que no supo como reaccionar.

El moreno la abrazó por la espalda y los dos se tiraron a la hierba, escondidos detrás de las espaldas de los demás alumnos.

Del humo que se había formado en el agua, un brillo de color púrpura salió como si nada y en cuanto desapareció, un pájaro negro, como un cuervo con ojos rojos, había aparecido.

— ¿Y la vampiresa?— Preguntó al ver como muchas personas lo observaban emocionados. Pero al escucharle hablar, muchos abrieron sus bocas de la sorpresa.

— ¿Eres un juguete?— Preguntó Alem, el único que aparentaba estar emocionado.

El pájaro observó los ojos del castaño, y sin pensárselo dos veces ya sabía la respuesta que debía dar.

— Exacto.— afirmó. — Soy el nuevo personaje de los teletavis.— y dicho esto desapareció.


El silencio se apoderó de ellos durante dos largos minutos, y después todos volvieron a sus posiciones.

— Solo era un juguete.— dijo uno riéndose a carcajada abierta.

— Cierto, era el nuevo personaje de los teletavis.— seguía comentando otro.

— Sí, sí, solo era eso.— continuaba otro con más carcajadas a su alrededor que antes.

Marcus buscó con la mirada a Lucass, y lo vio detrás suyo, en el suelo y abrazando a Merdi.

— ¿Q... qué hacéis?— Se atrevió a preguntar. Sus dos compañeros cayeron en la cuenta del porqué de tal pregunta y Lucass soltó a Merdi para luego incorporarse.

— Solo jugábamos.— mintió, ya que decir que estaban escondidos no era muy lógico.

Alem, que también había visto a sus dos compañeros así, recordó lo que esa noche había visto de esos dos y rápidamente comenzó a menear la cabeza para quitar aquella escena de sus pensamientos.

— Oye, Marcus.— le llamó, que éste último también estaba meneando de un lado a otro su cabeza.

— Dime.— respondió rápidamente.

— ¿Tienes algún pez de sobra?— Alem se negaba a seguir intentando pescar. Su amigo negó con la cabeza.

— No he conseguido ninguno.— Marcus se llevó las manos a los bolsillos de su pantalón. Sabía lo que venía ahora.

Alem empezó a reírse, sin importarle la presencia demoniaca que tenía la profesora. Al verla se quedó en silencio, pero no pudo evitar sonreír de lado.

La mujer dio por finalizada la prueba, y mandó a todos a cocinar sus peces en el fuego que había estado haciendo. Por supuesto, el que no pescó ninguno no comía ese día.

Merdi ya se había levantado del suelo, y le tendió una mano a Lucass para ayudarlo a levantar. Cuando el chico iba por aceptar su ayuda, Eshter apareció de repente.

— Esto...— la rubia quería preguntarles algo, en realidad eran muchas preguntas, pero en ese momento una la estaba comiendo la cabeza. — Vosotros... ¿Sois novios?—

Merdi y Lucass la miraron sorprendidos por tal pregunta y se quedaron en silencio pensando la respuesta.
La cara de Eshter se puso colorada y nerviosa se dio la vuelta.

— No importa ¡Olvidarlo!— Exclamó mientras salía corriendo de allí.

Los dos chavales la observaron irse aún en silencio, quizás por la sorpresa, y decidieron olvidarlo como ella les había dicho después.



~~~Próximamente los demás capítulos~~~

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